Maa Kheru, es la expresión que viene a mi mente, al conocer el
viaje de retorno hacia los ancestros, que nuestro Runoko Rashidi, comenzó el pasado 2 de agosto de 2021.
Maa Kheru, se dice con respeto, a las personas que hicieron su
parte, que cumplieron con su misión en esta vida, superando retos,
transformando vidas, cumpliendo la visión de las ancestras y ancestros.
Maa Kheru, literalmente se traduce como: “justificada
de voz”, “reivindicado”. Esta frase
se encontraba escrita en las paredes de las tumbas de los nobles, escribanos,
reyes y reinas de Egipto. Se mencionaba inmediatamente después de decir sus
nombres tras fallecer, para que fuera por todos conocido que su vida había sido
dignamente vivida y lo será a lo largo de la eternidad.
Runoko Rashidi, visitó Colombia en el año 2014, gracias a un grupo de
Panafricanistas que lograron traer toda la sabiduría del maestro y compartirla
con la diáspora africana de Buenaventura,
Quibdó y Bogotá.
Organizaciones como Caduveh y Coindah, fueron las encargadas del relacionamiento
internacional con el movimiento Rastafari y la UNIA (Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro, por sus
cifras en inglés). Durante el Primer Congreso Rastafari en Panamá, se
cimentaron las relaciones con movimientos Garveistas y Panafricanistas, de los
cuales hacen parte Zulu Nation y el partido Uhuru, entre otros.
Saint Lion, es un artista y músico chocoano que tuvo la oportunidad de
conocer a Rashidi en su visita a Quibdó, la cual define como una experiencia “estupenda que marcó mi amor por la
historia”.
Lion, recuerda que atravesaba por uno de los instantes más desafiantes de
su vida cuando conoció al doctor. Fue el
momento en el que decidió encontrar su camino, lejos de lo que le habían
enseñado en su casa, en la escuela, en la iglesia, para caminar fuera del
sistema y asumir las consecuencias de esa determinación en lo económico,
familiar y social, que no fueron nada fáciles.
Así que tener la oportunidad de hablar con este “genio” sobre Martin Luther King Jr, sobre la diáspora africana,
entre otros muchos temas, fue la coyuntura que profundizó sus creencias, esa
voz que te dice que todo va a estar bien y que definitivamente, aseguró, “me ayudó a ser la mejor versión de mí
mismo”.
Al ver las fotos que apoyan gráficamente este escrito, es imposible no transportarse,
por ejemplo, hasta la Universidad Tecnológica del Chocó, sentarse en una silla,
al lado de un (a) estudiante de bachillerato y escuchar cada palabra del
hermano mayor que eriza la piel y emancipa la consciencia.
Quienes tuvieron el honor de conocerle son aquellos que, a través de su
experiencia, describen las incidencias de esa visita que más que eso, fue una
reunión familiar con allegados que sabía que existían, que los amaba, luchaba
por ellos, pero no conocía personalmente.
Experiencias para la vida
Saint Lion relató una anécdota que aún al contarla a través del teléfono,
contagia de alegría. Rememoró que estaba sentado frente al investigador a quien
la bandera: Liberación Afrikana/ Panafrikana (Red, Black, Green) que éste
lucía en su cuello, le llamó tanto la atención, que lo invitó para que
registrara este instante a través del lente de su cámara.
El músico revivió esa emoción que tenía un toque de orgullo con mezcla de nerviosismo,
pues el maestro le otorgó la responsabilidad de retratar sonrisas, abrazos,
rostros de reflexión y capturar en una fotografía, la atmósfera de este evento
que se constituyó en una de las semillas que dejó sembradas Runoko Rashidi, en
el pueblo Afro de Colombia.
De acuerdo a un informe de 1927 sobre un discurso de 1921 que apareció en
el semanario Negro World, Marcus
Garvey señaló: “Muéstrame la raza o la
nación sin bandera, y te mostraré una raza de personas sin ningún orgullo. ¡Sí!
En canciones e imitaciones, han dicho: «Cada raza tiene una bandera, excepto
los mapaches “coons”
(Negros)». ¡Cuán cierto! ¡Sí! Pero eso se dijo de nosotros hace cuatro años. No
pueden decirlo ahora...”
Huellas por el mundo
Quienes no tuvimos el honor de conocerle, lo hacemos a través de la memoria
de las personas que sí lo hicieron y la diáspora africana que extrañan su
presencia física, aunque su esencia, su alma, quedaron selladas en los libros
que Rashidi escribió, las incontables conferencias que ofreció y todo el
conocimiento que acuñó durante tantos años.
Casi un mes después de su partida, continúan las manifestaciones de afecto, de respeto. La simiente quedó diseminada por el mundo entero a través de sus roles como investigador, historiador, ensayista, autor o editor de 18 libros, entre ellos The African Presence in Early Asia/La Presencia Afrikana en la Temprana Asia (1985, 1988, 1995), con Ivan Van Sertima, Black Star: The African Presence in Early Europe/ La Estrella Afro: La Presencia Afrikana en la Temprana Europa (2012) y African Star over Asia: The Black Presencia en Oriente/ La Estrella Afro Sobre La Asia: La Presencia Afro en el Oriente (2013).
Muchos no pudieron estrecharlo en esos abrazos que se dan en el litoral,
pero hoy lo hacen a través de quienes lo vieron sonreír, sudar por el calor del
pacífico o confundir físicamente a algún joven de la UniPacífico con uno de cualquier
país de África.
Runoko Rashidi, seguro, partió pleno por hacer su misión, aunque no
tranquilo porque la tarea no está completa. Su semilla se sembró en
generaciones que tenemos la responsabilidad de continuar su legado.
“Un pueblo sin el conocimiento de su historia, su origen y su cultura es
como un árbol sin raíces”: Marcus Garvey. Conocer nuestra verdadera historia de la voz de alguien
que durante su paso por esta vida asumió su rol a pesar de las dificultades, de
las dudas, los miedos, aciertos y encuentros como el de Runoko con el pueblo Afro
colombiano, es una demostración que estamos conectados ancestralmente, que el
conocimiento nos une, nos fortalece y compromete a no hacer más, a hacer lo
apropiado; eso que cada mujer, hombre o joven Afro, sabe que debe concretar
para garantizar el avance de nuestra comunidad.
La visita de Runoko Rashidi, es un abrazo, una demostración de la importancia
de hacer que las cosas pasen. Haber construido el puente para que este referente
del Panafricanismo expandiera su mensaje, es un regalo que hoy se empieza a abrir,
es como la luz de la mañana que indica que un nuevo día llegó y con él, la
posibilidad de seguir sentando las bases para un relacionamiento estratégico y
fraterno de la diáspora africana.
No siempre se está listo para partir ni para despedir a alguien que ha
aportado a tu historia de vida porque quedan abrazos sin dar, palabras sin
decir, momentos inconclusos. Lo grandioso de partir y de decir hasta pronto, es
que queda el compromiso de mantener viva la presencia africana en actuaciones
individuales y colectivas, a nivel global y local.
Ayda Luisa Córdoba Mosquera
Agencia de Noticias Niara
No hay comentarios:
Publicar un comentario