Cartago.-
La crisis en la Guajira ha
sido ampliamente difundida por los medios de comunicación que aunque han hecho
una labor social al emprender campañas que permitan llevar ayudas a las comunidades
que literalmente se están muriendo de hambre, su impacto es tan grande que
incluso los músicos y cultores, han sentado su voz de protesta con la
composición de canciones que denuncian la difícil situación.
El músico costeño, Hernando
Marín, había anticipado en sus letras
que las grandes multinacionales están acabando con la riqueza hídrica y natural
de la región; realidad que es compartida por otros cantantes quienes denuncian
que “se están feriando el desierto” y “con petróleo, gas y carbón quieren
matarlo”.
La caja y la guaracha son
testigos del dolor con el que los intérpretes vallenatos promulgan
problemáticas denigrantes como la “división de los pueblos, llenando los
bolsillos con sucia plata, manipulando con falso progreso”.
Frases cargadas de verdad, de
realidad, de la sabiduría de la comunidad que ve cómo los afluentes que han
dado vida “se están extinguiendo” y con ellos, la vida de los niños guajiros
ante la mirada tímida de un estado que ha delegado la responsabilidad en
entidades que se han dedicado a hacer turismo institucional.
“Dicen que el río no está
seco y eso es la más grande mentira”. El desvío del arroyo El Bruno y el río
Ranchería, ha tenido efectos devastadores en las poblaciones y sus habitantes
pues “es el arroyo donde viven peces y se alimentan garzas”.
La canción que les
compartiremos más adelante, se mantiene anónima ante la opinión pública así
como la verdadera dimensión del desastre ecológico, social, cultural y
ambiental que está teniendo lugar en la Guajira, hermana huérfana del
departamento del Chocó en materia de desnutrición infantil.
Finalmente, la producción
musical invita a la unión, a “a pararse firme” en la defensa del territorio
ante la indolencia, los intereses económicos que priman sobre los colectivos y
a resaltar por encima de las dificultades el verdadero valor de esas
comunidades históricamente abandonadas.
Un
respiro
El Tribunal Contencioso Administrativo de la Guajira
decretó en un reciente fallo la suspensión parcial de las obras que está
llevando a cabo Carbones de Cerrejón para el desvío del arroyo Bruno en La
Guajira y dio plazo de un mes para que se intervenga la planificación de la
explotación minera y se tome una decisión definitiva sobre el impacto
medioambiental que generará el cambio del cauce de esa fuente hídrica de la que
se abastecen actualmente más de 80 familias indígenas wayú.
Ayda Luisa Córdoba Mosquera
Agencia de Noticias Niara
Fotos. Cortesía
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