martes, 12 de abril de 2022

Hilda Nohemí Salazar, la primera comerciante de Nóvita, Chocó

Foto de Nóvita Viejo. Fuente: Amazon.com

“Desde una aguja hasta un ataúd”; es el eslogan con el que define su sobrina Luz Mary Valcárcel Salazar, el negocio de Hilda Nohemí Salazar, la primera mujer comerciante del municipio de Nóvita, en el departamento del Chocó, Colombia.

La historia de esta mujer comenzó el 17 de septiembre de 1929, en un hogar conformado por padre, madre y dos hijas, de las cuales ella era la menor.

A los 11 años, su mamá falleció; situación que transformó su vida pues se fue a vivir al municipio de Condoto con el señor Narciso Moreno, primo hermano de su madre. A los 18 años, regresó a su tierra natal en donde empezó a vender querosen, cigarrillos Piel Roja, gracias a que el señor Efraín López le fiaba los productos con el compromiso de cancelarlos en ocho días.

Luz Mary cuenta que, gracias a su buena cabeza, responsabilidad y encanto con la clientela, el negocio se diversificó y empezó a vender arroz, manteca marca Gravetal, sal y queso. La prosperidad siguió llegando, al punto que ya compraba por bultos y revendía en libras u onzas, consolidando la promesa básica de satisfacer las necesidades de las personas provenientes del Alto y Bajo Tamaná, El Cajón, Chiriquí o La Playita, entre otros parajes.

Esta es la única imagen que su sobrina conserva de ella

La casa de su papá en el barrio Panamá, se quedó pequeña. Por eso, mudó el negocio a una más apta para seguir expandiéndose porque el también comerciante Jorge Casabb, un árabe que vivía en Condoto, le suministró cantidades más grandes que podía pagar cada mes.

El camino de Nohemí continuó sin miedo al éxito. Las buenas referencias de Casabb la llevaron a Cali, al almacén Jorge Arabia donde le abrieron las puertas para iniciar el comercio de telas para la confección de vestidos, cobijas, uniformes, etc. De la capital del Valle también traía los figurines para que las modistas realizaran sus diseños de acuerdo al último grito de la moda.

Esta mujer que solo cursó hasta el tercer grado de primaria, llegó con la sabiduría en su mente y luz en su corazón porque su negocio, también fue el hogar de un sinnúmero de estudiantes de los corregimientos cercanos, a quienes aconsejaba estudiar el magisterio y convertirse en honra para sus familias.

Amor Liberal vs. Conservador

El 16 de julio de 1848 se fundó el Partido liberal y un año después el 4 de octubre de 1849, surgió el Partido Conservador; la rivalidad entre ambas facciones suscitó guerras civiles, golpes de Estado y corazones rotos como el de Hilda Nohemí.

Su joven corazón se enamoró de un militante del partido Liberal como ella. Su sobrina narró, que desafortunadamente se convirtió en un amor imposible pues su papá, que era Conservador, la obligó a casarse con un hombre perteneciente a su línea política; una muestra que, a pesar de su independencia económica y solvencia para los negocios, no tuvo la libertad para vivir el amor que satisficiera los anhelos de su corazón.


“Recuerdo aquella tarde,

De nuestra despedida

Pues era un día como este

Que no podré olvidar”




Este es un fragmento de su canción preferida: Lagrimas del Alma, interpretada por Olimpo Cárdenas, su bolerista favorito al igual que Los Panchos y Julio Jaramillo. Al conocer su historia de amor, es comprensible por qué esta canción sonaba recurrentemente en las tardes cuando se sentaba a escuchar música en los discos de 33 y 78 revoluciones que traía de Cali.

“Ella era la madre de Nóvita”

Sus familiares y amigos más cercanos no tienen fotos de ella. Solo su cédula de ciudadanía en la que firmó como Salazar de Moreno; esto lleva a conocerla a través de la experiencia de otras personas, a sentir el amor de hijos e hijas adoptivos, dado que su matriz infantil le impidió la dicha de concebir los propios.

Jóvenes de la época que hoy suman más de 70 años la describen como “la madre de Nóvita”; una mamá que el 14 de febrero de 1981 dejó de existir físicamente a los 51 años y pasó al plano de las ancestras para seguir iluminando a quienes la lloraron, gritaron de dolor y vinieron de todo el municipio, de Istmina, Condoto e incluso de Quibdó, a acompañar su sepelio como expresión de gratitud por su dedicación, disciplina, palabra sabia, generosidad y tenacidad para destacarse en un mundo de hombres.


Atardecer en noviteño. Fuente: Semana

Hilda Nohemí permanecía callada, tal vez, imaginando que en una tarde lluviosa el amor vendría a ella; escapando de una realidad de le dio y le quitó, sintiendo su alma que entendió su misión de vida más allá de la prosperidad comercial.

Finalmente, su cielo se aclaró y volvió a un lugar feliz donde seguramente bailó boleros, desde donde observa que su visión la sitúa como un referente para muchas mujeres, hombres y para un departamento lleno de historias de éxito para contar.

 Ayda Luisa Córdoba Mosquera

Abril, 2022

Agencia de noticias Niara








 

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