Por. Xiomara Loango Carabalí
Columnista ANN
La crisis generada por la violencia en
nuestro país, resultó ser la puerta de salida, para que mi familia, esposo e
hijos, tomáramos la decisión de venir Alemania y enrutarnos en una “aventura”.
Digo esto, porque llegar aquí,
desconociendo totalmente el idioma, enfrentándonos a una cultura, costumbres,
formas de ver y actuar en la vida, resulta ser realmente una ¡verdadera aventura!
Aquí estamos, tratando de empezar
nuestras vidas, infortunadamente obligados a dejar atrás a nuestra familia,
trabajo, amigos, estudios y todo aquello que logramos construir por muchos años.
Hoy nos invade la nostalgia al no tenerlo, pero esa misma situación nos llena
de valor para volver a reconstruir lo perdido.
La vida en Alemania sin lugar a dudas
nos ha dejado muchos aprendizajes, el más importante de todos es poder
reencontrarnos con nuestro PADRE CELESTIAL y confirmar que es nuestro creador,
ayudador y quien nos da la fortaleza para continuar, además hemos podido
reinventarnos como personas, hijos, esposos y padres de familia, aceptar esta
nueva experiencia y vivirla con mucha intensidad, reconociéndonos y
aceptándonos el uno al otro, convencidos que el propósito de Dios de traernos
aquí se está cumpliendo.
Estar acá, nos ayudado a saber perdonar, aceptar y entender al otro y amarlo tal como es, hemos podido conocer más profundamente el pensar y actuar de cada uno, pues estando en Colombia, por los afanes del día a día, creíamos que todo estaba en nuestro control, pero nos damos cuenta que no es así, salir de nuestra zona de confort nos hizo recapacitar y entender más la vida como parte real e importante del ser humano, comprender que en la vida, no hay que esperar que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia.
No ha sido fácil; salir abordar el tren, ir a citas médicas,
acompañar a nuestros hijos a la escuela, a las reuniones de padres de familia,
comprar un medicamento, comprarse un helado, en fin realizar los quehaceres
diarios a los que nos toca enfrentarnos aquí en Alemania, la gran barrera: el idioma; se siente
frustración, miedo, angustia, muchos sentimientos entrelazados, pero la gracia
de Dios y su misericordia, nos han ayudado a enfrentar con determinación y
gallardía todo esto.
Aquí estamos en un país que no es el
nuestro, donde “no existe” racismo, pero que estructuralmente sabemos
que es disfrazado o “moralmente” aceptado por los Alemanes, en donde es cierto,
nos toca que afrontar la discriminación , no solo el hecho de ser emigrantes, si
no ser afrocolombianos, una doble reto,
pero lo estamos enfrentando.
Hemos tenido muchas bendiciones de parte
de nuestro Dios y creador, la primera poder crecer espiritualmente, estar juntos como familia, poder tener un
techo, comida, conocer personas quienes
nos han guiado, tener la oportunidad de crecer
académicamente, seguir realizando lo que nos gusta hacer de una forma
voluntaria, que lo hace aún más gratificante, conocer nuevas culturas y formas de ver el
mundo, innumerables bendiciones, que
Dios ha puesto en nuestro caminar, y logra hacernos felices.
Lo cierto es, que nos hace falta nuestro
entorno, nuestro país, nuestra familia, todo lo que se dejó atrás, pero no
sabemos si regresar sea una buena alternativa, solo le pedimos a Dios que nos
guíe en esta nueva etapa de nuestras vidas y que sea él quien forje nuestro camino.
Mi querida nuera y familia,me fortalece leer está nota y me emociona espiritualmente ese sentimiento esa unión con Dios, la vida y ustedes como familia,eso les ayudará a enfrentar con valentía, fortaleza y amor los qué les toqué el día a día. Yo nunca dejaré mientras viva de orar,bendecirles y apoyarles.
ResponderEliminarRecuerden qué nuestra familia es muy unida y ustedes son parte de ella
Xiomara la felicito y la admiro,sus escritos son de peso y de ayuda a la humanidad.
ResponderEliminarFamilia los quiero.Dios los colme de salud y bendiciones