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Ella es María del Pilar |
Los estereotipos y cánones de belleza impuestos por la sociedad, indican que la belleza de una mujer radica en su cabello preferiblemente largo. Para romper con estos cánones, muchas mujeres negras han asumido su belleza natural
Quienes conocemos a mi
hermana María del Pilar, sabemos que el cabello corto es parte de su identidad,
de su estilo y personalidad. Por eso no deberíamos sorprendernos cada vez que
después de haberlo dejado crecer, un buen día la veamos “rapada”, “calva”, se
pasara la 0.
Hace unas semanas
conversábamos por videollamada sobre la pregunta que le han hecho amigos,
conocidos y gente externa a su realidad: “¿Y
su esposo qué dice porque se cortó el cabello?”
“La Pily” como cariñosamente
le dice su hija María Antonia, me comenta que esta pregunta sigue siendo tan
recurrente. Y tiene todo el sentido porque en el imaginario persiste la
costumbre de que la mujer debe agradar físicamente a su esposo, novio o
compañero, incluso, en contravía de sus propios gustos o deseos.
Afortunadamente este no es
el caso de mi hermana. Yo tengo la gracia de poder verla desde afuera y desde
adentro, por eso sé que su cabello corto es su grito de batalla, es como un
abrazo después de una prolongada ausencia, es el agrado de ver la mujer en el
espejo que le quita las llaves a la inseguridad para que no se cuele a su
espacio seguro, a tu primer anillo de seguridad.
La opinión de la pareja es importante
pero no es definitiva.
A veces me preguntó ¿por qué
hacer lo que nos da la gana, lo que nos da paz, tranquilidad y por consiguiente hace brillar nuestra luz,
tiene que ser cuestionado? Es más ¿Por qué tiene que ser explicado?. No
deberíamos andar por la vida respondiendo por una decisión que no solo es
estética o callando respuestas a preguntas incómodas.
Como queramos vernos,
vestirnos, maquillarnos es un sentir inherente a nuestro ser. No es fácil
opinar sobre las demás personas pero es necesario empezar a reconocer esos
pensamientos y palabras que enunciamos. La invitación respetuosa es a filtrarlos
y finalmente concluir: que no es asunto mío.
Este escrito no es una
incitación al irrespeto. Es todo lo contrario. Es un llamado a la cordura
partiendo de un principio esencial: no digas ni hagas lo que no te gusta que te
digan o te hagan. El mundo es ya tan complejo para embrollarlo con preguntas
que no tienen réplica lisonjera.
Cierro este artículo con el
post que María del Pilar publicó el 1 de julio en perfil de Facebook: “Contigo
o sin ti. Es mi elección, única y exclusivamente mí.
Queda abierta la mesa
redonda.
Ayda
Luisa Córdoba Mosquera
ANN
Bogotá D.C
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