Acandí.-
Muchas han sido las voces de
rechazo frente a la decisión, por demás inconsulta, de la alcaldía de Bogotá de
trasladar cerca de 600 habitantes de calle a fincas ubicadas en los
departamentos del Chocó y Vichada, con el argumento de ejecutar un tratamiento
terapéutico que les ayuda a rehabilitarse de su adicción a las drogas.
Es apropiado en aras de
tener un contexto más amplio de esta problemática, abundar en dos aspectos tan
fundamentales que no han sido tenidos en cuenta. El humano y el tratamiento
integral. Para ello, se consultó a Hilda Inés Córdoba, Gerente del Centro
Terapéutico Crece y especialista en Farmacodepencia.
Lic. Hilda Inés Córdoba |
La profesional explicó que “el
primer paso para rehabilitar un adicto es su deseo de cambiar. Mientras no se
cumpla esta condición, cualquier tratamiento o estrategia, sea esta llevar al
adicto a una finca para ser intervenido con terapia ocupacional, será
infructuoso”.
Aunque el vocero de la
alcaldía capitalina indicó que se llevará a efecto un tratamiento terapéutico,
no se ha especificado puntualmente cuál será. Sobre el particular, Córdoba
aclaró que se requiere el diseño de un plan de tratamiento enfocado a las
necesidades puntuales de los habitantes de calle; la ruta debe responder interrogantes
como ¿Cuánto tiempo van a estar las personas allí? ¿Qué actividades van a
realizar con ellos? ¿Cuál es el plan una vez terminen su proceso?
Desafortunadamente la falta
de planeación por parte del distrito lo llevó a improvisar en una situación que
requiere el mayor tacto, respeto hacia
la condición de estos seres humanos y más aún, de un abordaje integral y
técnico puesto que el problema de la adicción es mucho más complejo de lo que
como ciudadanos se conoce.
Alta
complejidad
La entrevistada, describió que
sin un plan de tratamiento no podrán establecerse los patrones de consumo de
los habitantes focalizados, quienes sumado al problema de adicción pueden presentar
deficiencias médicas pues es posible padezcan enfermedades en órganos vitales
como el riñón; también podrían sufrir problemas siquiátricos como bipolaridad o
esquizofrenia que con el consumo se disparan. De igual forma, manifestar
desórdenes comportamentales derivados de la desestructuración a la que los
llevó su vida en la calle, un medio tan hostil que les inhibe aspectos como la
autodisciplina o autoregulación. A todo este panorama se le suman las
dificultades pedagógicas porque los habitantes de calle llevan mucho tiempo sin
realizar una actividad productiva que los pone en desventaja frente al resto de
la sociedad.
Este listado de situaciones,
más que un rosario de problemáticas, es una argumentación más para los
Gobiernos departamental y municipal, para los líderes comunitarios y población en general, que han expresado su
descontento por la implicaciones que este movimiento conlleva desde lo social y
económico, para un municipio de sexta categoría como Acandí, con retos tan exigentes
en materia de turismo como motor de su economía.
Ayda Luisa Córdoba Mosquera
Agencia de Noticias Niara
Fotos: ANN, Cortesía
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