Cartago.-
Observar desde una distancia
prudente, a mi mamá y a su prima hermana, emocionadas hasta la lágrima
siguiendo la transmisión del sepelio de Muhammad Ali, fue una verdadera
reafirmación de que ser, pensar y actuar diferente no es un delito como la
mayoría de personas lo ven.
A simple vista, la
conclusión podría parecer escasa de reflexión porque todos somos distintos y en
consecuencia conjugamos estos tres verbos de manera única; sin embargo, en
mundo que nos homogeniza por tantas vías siendo uno de los hilos que domina,
los medios de comunicación con la
propaganda y la publicidad.
Por ello, es tan trascendental
mantener vivo el mensaje revolucionario del gran Muhammad que desde el panteón
de los ancestros nos manda iluminación. Si algo me enseñó es que estar en
sintonía, en comunión permanente con tu misión de vida, tu alma y tu ser,
serles fiel, te hará pensar y actuar diferente a la “masa” que prefiere
ajustarse al concepto de lo normal antes de vivir como un paria social, por no
pensar como todo el mundo (respetando los fueros internos).
“Imposible es sólo una
palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se
les dio, sin atreverse a explorar el poder que tiene para cambiarlo. Imposible
no es un hecho, es una opinión. Imposible no es una declaración, es un reto. Imposible
es potencial. Imposible es temporal, imposible no es nada”.
Esta, más que una frase del
grande Muhammad, es una declaración de independencia, de libertad, es la llave
que abre la puerta de nuestros talentos y potencial que no explota porque
tenemos las manos cruzadas esperando una motivación externa.
Pensar y actuar diferente es
una responsabilidad inmensa pues eres portavoz de un mensaje, de un proceso, de
voces que nadie escucha. Por tal motivo, el carácter debe ser moldeado
disciplinadamente dado que el dar un paso al frente te compromete para toda la
vida pues tu vida deja de ser tuya para ofrendarla a una causa.
Un funeral que pocos jefes
de estado podrán tener, con transmisiones mundiales que sirvieron para
inmortalizar a este personaje en los corazones de la generación presente fue la
demostración más clara del argumento desarrollado en este escrito.
La muerte
física es una forma de medir y analizar tu paso por el mundo, así que si tu
vida se mueve por el miedo a escuchar la sabiduría interna, recuerda que Muhammad
fue un incomprendido como diría el viejo Maelo, aunque hoy, es uno de esos
seres que nos seguirá inspirando a dejar brillar el faro de luz con el que cada
uno de nosotros vino dotado y que desafortunadamente, muchos no han destapado
el estuche.
Estas palabras son para
acompañar corazones y mentes solitarias, inteligencias subvaloradas y buenos
deseos pizoteados.
Ayda Luisa Córdoba
Sala de Prensa
Agencia de Noticias Niara



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