martes, 17 de mayo de 2016

CIA, movimientos sociales afrodescendientes y medios de comunicación


Cartago.-

La presentación en el Festival de Cannes de la película Mandelas’s Gun, en la que se revela el testimonio de un ex agente de la CIA que confiesa que esa agencia estuvo detrás del arresto de Nelson Mandela en 1962, pone sobre el tapete una reflexión que plantea una relación entre las estratagemas de infiltración y contrainteligencia, diseñadas por la CIA para frenar la irrupción de los movimientos afrodescendientes en el mundo, teniendo como punta de lanza los medios de comunicación.


Este hecho no es aislado, la historia evidencia que esta agencia estadounidense también siguió al dedillo los pasos del movimiento de las Panteras Negras que representó una lucha contra el poder dominante que enajena, secuestra y permea los demás poderes de la sociedad. 


Los medios de comunicación como aliados del sistema, amplificaron los resultados de la estrategia de contrainteligencia contra las PN, cuyo objetivo era dividir para reinar. A través de su agenda mediática, la prensa, la radio y la televisión con su capacidad de crear falsas consciencias,  bombardearon las creeencias de televidentes afroestadounidenses y blancos para apoyar el desprestigio de la organización que por supuesto internamente sucumbió ante el ataque sistemático del establecimiento.

Sobre el caso Mandela
John Irvin, es el director de la película Mandelas’s Gun, quien narra la historia de Donald Rickard, ex agente de la CIA quien entre otros aspectos revela que  el líder africano  fue detenido en instantes en que se trasladaba disfrazado de chofer a bordo de un vehículo con rumbo desde Johannesburgo a Durban.
El testimonio de Rickard fue grabado por el cineasta, y devela que el arresto se produjo gracias a las informaciones obtenidas por sus contactos internos del Congreso Nacional Africano y que luego trasmitió a la policía como brazo ejecutor de las políticas de la CIA. Adicionalmente, no emerge ningún remordimiento ni arrepentimiento: para el agente de la CIA, Mandela habría sido en aquella época “un juguete de los soviéticos”, uno que “se definía democrático, pero mentía y estaba orgulloso de ser comunista, uno que “tuvo que ser detenido” antes de dar vida a “una ola de guerrillas”, a “una revolución que habría abierto el camino” a una misteriosa “intervención rusa”.
Es importante señalar que el completo cubrimiento de los medios de comunicación sobre las actividades realizadas por estos movimientos, más que responder al principio de imparcialidad noticiosa, las documentaron como una especie de diario del que guardaron dos copias, una para sus registros y otra para las agencias del estado como la CIA y el FBI. Actuaron además, como un sistema de rastreo y detección subvencionado.

Con esto no se busca satanizar a los medios de comunicación como mecanismos de expresión, pues precisamente a través de ellos, específicamente de la prensa, las  Panteras Negras lograron difundir sus líneas de acción estratégica, social, política, ideologías y posiciones frente al sistema.

Imprimir tirajes superiores a los 3 mil ejemplares, no es una cifra de poca monta ni de bajo impacto. Fueron millones las personas permeadas por los mensajes que despertaron sentimientos como orgullo y dignidad por su ascendencia africana.

Para finalizar este artículo, la reflexión de Alejandro Pizarroso se amolda a lo planteado: “Siempre se ha intentado intimidar al enemigo, exagerar la propia fuerza, sembrar discordias, difundir informaciones falsas, mantener la moral de las propias tropas, etc. Quizá en tiempos de guerra o de conflictos agudos es cuando la propaganda alcanza sus cumbres más brillantes”.


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